
Más que objetos decorativos, los relojes son esos elementos presentes en cada estancia de los edificios parlamentarios, en unos casos con gran presencia y en otros prácticamente inadvertidos, silenciosos o con llamativas sonerías. Elementos imprescindibles para saber el momento exacto de inicio y fin de las sesiones, controlar la duración de las intervenciones y, aún hoy, servir de referencia para hacer constar las horas y los minutos en los diarios de sesiones.
Nos lo cuenta José Daniel Barquero, presidente del Museo Internacional de Alta Relojería de Bolsillo y el autor del libro Los relojes del Congreso, obra que explica detalladamente la colección de relojes que conserva la Cámara Baja.
